1996-09-09.EL MUNDO.ANGUITA Y LA DIVINA COMEDIA AGT

Publicado: 1996-09-09 · Medio: EL MUNDO

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ANGUITA Y 
EL MUNDO. LUNES 9 DE SEPTIEMBRE DE 1996
ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO
Cuando el pueblo no tiene ejemplos de integridad en el personal que aparenta dirigirlo, sin llevarlo a otro lugar que al de la miseria moral, ruindad cultural y quiebra económica, llega a perder incluso hasta las apetencias de dignidad. En las rutinas pastueñas que tienen dominado al pueblo con el hocico pegado al suelo alimenticio, y los ojos fijos en el engaño retransmitido, no hay más resorte de energía que levante las cabezas apesebradas y los espinazos inclinados que el de la confesión de  no lo diga nunca, y a veces ni lo sepa, cada generación la está esperando. Pero incapaz de sinceridad y resignada a la dominación de unas pocas personas sin escrúpulo, la sociedad política del consenso de la transición, después de ser gobernada por una banda de asesinos, ladrones y embusteros, comienza a ser liquidada con esta reciente delincuencia legal que traerá sin duda más calamidad pública que la del mismo crimen: reinserción en la política de expertos profesionales del delito, obstrucción legal de la justicia y mafiosa ley del silencio. 
Peor que los crímenes individuales, aun más devastadores, son los cometidos para consagrar la impunidad de los administradores y gobernantes infieles. Por grave que sea el daño que el saber colectivo de la verdad cause al inmerecido prestigio de las autoridades en plaza y a la continuidad de su régimen político, es mucho más grave para el pueblo mantener en el Estado una forma de poder que sólo puede seleccionar personajes hipócritas, cuando se sabe, con sólido fundamento en la conducta de los gobiernos de antes y en el de ahora, que «el sistema carece de atractivos excepto para ladrones y asesinos, y no tiene otro origen natural que en las mentes de locos y mentecatos». El liberal Coleridge nos advirtió con esas palabras de que sería malo describir el sistema, «si la experiencia prueba que su peligro consiste en la fascinación que ejerce en espíritus nobles e imaginativos». Al no existir en España un solo átomo de nobleza o de imaginación que se fascine con la Monarquía de Partidos, que además no es constitucional ni parlamentaria, no hay peligro respetable en decir públicamente la verdad sobre la corrupción espiritual que la originó y la degeneración material que  carta de Anguita, aunque salpicada de errores teóricos sobre la democracia y la naturaleza de esta Monarquía de Partidos, es tan oportuna ante la situación como tímida frente a  torpeza dialéctica de Aznar ha enlazado la obstrucción a la Justicia y a la verdad con los intereses de  en su sano juicio puede prestar oídos a la serie de frases locas y mentecatas con la que enmascara su decisión de impedir que los delitos de González lleguen a ser probados. Y como hasta un día antes de entrar en Palacio decía exactamente lo contrario, con otro ministro de Defensa «in pectore», más que natural era lógico que la parte de mayor inteligencia y sensibilidad en la opinión sacara sus terribles y verídicas conclusiones. No hemos entrado en el infierno, aunque a su borde estén los indiferentes morales, odiados por Dante y aguijoneados por Anguita. No estamos bajo el lema «abandonad toda esperanza», porque «nuestra única pena», en esta Comedia política, no se incluye en las del infierno, sino en las de las ánimas del purgatorio: vivir con un único deseo que será realizado cuando los pastueños se pongan a caminar cambiando la corrupta oligarquía de partidos por  infernal sería tener que llamar a un González canoso (la edad renueva la impostura) para que no arrastre a la Monarquía de Partidos en su caída al tenebroso Averno.