1977-10-04.REPORTER.20.SIN ESTRATEGIA ANTE EL TERRORISMO AGT
Publicado: 1977-10-04 · Medio: REPORTER
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SIN ESTRATEGIA ANTE EL TERRORISMO REPORTER 20. 04 OCTUBRE 1977 ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO Desde que se fundó esta revista he venido escribiendo, con mayor o menor fortuna, sobre los temas de la actualidad política que acaparaban la atención general. El debate parlamentario sobre el orden público motivó que mi último análisis semanal terminara así: "El terrorismo no tiene cabida en un orden público democrático. Pero es, y será, inseparable de toda concepción totalitaria del orden público". ¡Qué lejos estaba yo de suponer que en tan escaso tiempo como el que separa la periodicidad de esta publicación me vería confirmado tan tristemente por los hechos, y obligado, en consecuencia, a continuar reflexionando sin interrupción sobre el mismo tema! Los brutales atentados de Barcelona y de Madrid pertenecen a la misma especie de fanatismo. Fuera del campo de la justicia individualizada, poco importa conocer en concreto la identidad personal de sus autores. Unos y otros están ya moral y políticamente identificados. El resultado objetivo de estos actos produce un solo beneficiario, la reacción: y una sola víctima, la libertad. El buen sentido impide, pues, a los demócratas una sola estrategia para impedirlos: fortalecimiento de la libertad y constreñimiento do la reacción. En su lugar, y salvo los periodistas en huelga, todo el aparato ideológico del actual sistema político, sin cálculo alguno de estrategia, ha sucumbido a la provocación emocional buscada por los agentes del terror. Primero, porque no es posible, y segundo, aunque lo fuera, resulta de una torpeza suicida crear la impresión colectiva de que un puñado de individuos decididos y sin escrúpulos puedan forrar la mano del ejército a un golpe contra el Gobierno, que sería automáticamente un golpe contra el Estado de la Monarquía. El despliegue de la televisión y de los medios tipográficos, el simplismo de sus condenas, que tan literalmente reproducen las que se hacían en nombre del orden público de la dictadura, la unanimidad en los diagnósticos "desestabilizadores" de partidos y centrales sindicales, no pueden más que conducir a la autoafirmación de los terroristas en sus macabros propósitos Por de pronto, y gracias a esta ciega táctica de los medios informativos, han conseguido sus propósitos. Que no eran evidentemente los de matar a unos periodistas o a un oficial de la policía armada, por razones de venganza o de odio personal, sino los de crear un clima pasional propicio para que la reacción presione sobre el Gobierno y la libertad se auto-constriña. La única forma racional de disuadir del crimen, como arma política, sobre todo cuando se supone que está orientado por un cálculo frío, es demostrando prácticamente, y no con razonamientos morales, la inutilidad de su empaño. No estoy descubriendo, por otra parte, nada nuevo. Basta repasar el comportamiento de los medios informativos ante él terrorismo político, en cualquier país liberal, para constatar una ley indefectible: los de ideología reaccionaria emplean titulares y textos de sensación, los de ideología progresista de reflexión. Lo anómalo en la circunstancia española es que dos habituales históricos" del periodismo, como los llama uno de los nuevos, firmen editoriales conjuntos con los diarios considerados como liberales, y éstos digan lo mismo que aquéllos. En el fondo de toda esta torpeza late, como siempre, un profundo error de análisis. Quienes hablan de peligro de desestabilización" presuponen que la situación política está estabilizada, bien como acto, que debe conservarse (derecha reformista), o bien como proceso, que debe continuarse (izquierda reformista) Ante el más mínimo "peligro desestabilizador" (actos aislados de terrorismo, caída de la Bolsa, huelga de inversiones, huelgas reivindicativas. huelgas de servicios públicos, huelgas políticas de periodistas, etc...) la derecha tiende a dar marcha atrás y la izquierda a detenerse. Supongamos que el análisis es correcto. En este caso, la izquierda no tiene, ni podrá tener nunca, iniciativa política. El proceso político hacia la libertad y la democracia habría terminado, ya que dependería exclusivamente de la voluntad de los bancos, que controlan la bolsa y las inversiones, o de la que inspira a los terroristas llamados "incontrolados". Pero supongamos, ahora, que tal análisis es falso, es decir, que la crisis de Estado no está resuelta, y que, por tanto, la situación política es profundamente inestable. En este caso el peligro para la causa democrática no está en la desestabilización del sistema, sino en su "estabilización" prematura. Pues bien, lo que caracteriza a nuestra singular coyuntura es una doble contradicción de las fuerzas políticas organizadas. La derecha, incapaz de crear ideologías democráticas a causa de su culpabilidad franquista, recoge, finge creer y propaga, la teoría de la "desestabilización". creada por la izquierda, aunque actúe, creyendo de verdad en la crisis de Estado con la intención de ocultarla (elecciones prematuras, legitimación indirecta de la Monarquía. etc). Ante esta situación, hay que desechar por inservible y peligrosa la tesis de la "desestabilización". Entre otras razones, porque a fuerza de gritar en falso ¡que viene el lobo!, si un, día llega encontrará un rebaño de ovejas, en lugar de un pueblo decidido a defender su ciudadanía. Donde se produce la verdadera gravedad, donde las libertades y la democracia puedan quedar irremisiblemente comprometidas, no es en este terrorismo aislado e impotente, con ser asunto que nos humilla a todos, sino en la incapacidad actual de la izquierda para proponer una alternativa política de productividad económica al vetusto sistema parlamentario recreado por la derecha franquista. No veo. pues, otro medio más rápido y eficaz para enderezar la situación que el rearme ideológico del movimiento democrático. Sea en materia de orden público, de economía, o de la constitución del Estado.