2005-04-21.AHORA.14 DE ABRIL AGT

Publicado: 2005-04-21 · Medio: AHORA

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14 DE ABRIL
AHORA, 21 ABRIL 2005
ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO
La historia no ha hecho justicia al prometedor alumbramiento de la II República, ni a la debilidad congénita que la condujo, por sus deméritos institucionales, al cementerio. La novela tampoco ha explicado bien las causas de aquella exaltación y de aquella caída. Aun perviven los feos espectros creados por la ideología franquista y monárquica. Entre las brumas de tan impía propaganda, las actuales generaciones confunden la causa de la República con los motivos de la Guerra civil. La República Parlamentaria llamó a gobernantes inteligentes y honestos, pero sin talento de estadistas capaces de domeñar, por medios institucionales, las aspiraciones de las masas a la conquista del Estado. Desde la primera guerra mundial, ni un solo intelectual o político comprendió la incapacidad del sistema parlamentario, monárquico o republicano, para impedir el triunfo del fascismo. La República no fue responsable de la guerra civil. Carecía de un poder ejecutivo, autónomo y fuerte, que pudiera evitarla.
Mi teoría de la República Constitucional, contrapuesta a la de Julius Stahl respecto de la Monarquía Constitucional, culminó los presentimientos de Léon Blum, en un campo alemán de concentración, sobre la superioridad democrática de los sistemas americano y suizo. El tres veces presidente del Gobierno francés André Tardieu, llamó al sistema parlamentario, en año decisivo para el porvenir de Europa (1936), “despotismo de la minoría”, “servidumbre de la unanimidad”, “tiranía oligárquica”. ¿Qué habría dicho del Estado de Partidos y del consenso? Porque soy demócrata antes que republicano, y todas las restauraciones son reaccionarias, no deseo restaurar la II República. Porque se debe mantener la unidad de España por medio de la democracia formal (separación de poderes), hay que procurar la instauración de una República Constitucional, donde catalanes y vascos, con parlamentos autónomos, voten directamente, junto a los demás españoles, al Presidente de la República.